Disuelve la armadura que llevas…

Llevas una armadura a tú alrededor: no está adherida a ti, tú estás adherido a ella Cuando te das cuenta de que existe, simplemente la tiras. La armadura está muerta: si tú no la cargas, desaparecerá. No sólo la estás cargando sino que también la estás nutriendo y alimentando continuamente.

Todos los niños fluyen. No tienen partes congeladas en ellos; todo su cuerpo es una unidad orgánica. La cabeza no es importante y los pies no dejan de serlo. De hecho no existe la división; no hay demarcaciones. No obstante, poco a poco esas demarcaciones comienzan a aparecer. Entonces la mente se convierte en el maestro, el jefe, y de pronto todo el cuerpo está dividido en partes. Algunas son aceptadas por la sociedad y otras partes no. Otras son peligrosas para la sociedad y tienen que ser prácticamente destruidas. Esa es la raíz de todo el problema.

Para resolverlo debes observar en qué partes del cuerpo sientes limitaciones. Tan sólo realiza tres cosas.

Una: caminando, sentado o en un lugar donde no estés haciendo nada, exhala profundamente. El énfasis debe estar en la exhalación, no en la inhalación. Exhala profundamente, saca todo el aire que puedas. Exhala a través de la boca poco a poco. Cuanto más tiempo tome, mejor, pues es más profundo. Cuando todo el aire que había en tu cuerpo ha salido, el cuerpo inhala; no inhales tú. La exhalación debe ser lenta y profunda y la inhalación debe ser rápida. Esto modificará la armadura cerca del pecho.

Dos: si puedes comenzar a correr un poco, ayudará. No muchos kilómetros, uno y medio es suficiente. Sólo visualiza cómo un peso está desapareciendo de las piernas, como si se estuviera cayendo.La armadura está en las piernas si tu libertad ha sido demasiado restringida, si se te ha ordenado qué hacer, cómo ser y a dónde ir. Entonces empieza a correr y mientras corres también presta más atención a la exhalación. Una vez que recuperes tus piernas y su fluidez, tendrás un flujo de energía tremendo.

Tres: en la noche cuando vayas a acostarte desvístete y, mientras te quitas la ropa, sólo imagina que no sólo te estás quitando prendas, sino que también te estás quitando la armadura. Quítatela y haz una respiración profunda, después vete a dormir sin armadura, sin nada en el cuerpo y sin restricciones.

Osho


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