TÚ, ¿De que te estas llenando?

Tal vez muchos te digan que ya pasaste el cuarto del siglo, o que estás en la crisis de los cuarenta, entonces… ¿cómo vas a seguir soñando y proyectando tu futuro? Si ya llegaste… tienes una casa, un auto, hijos, te puedes ir de vacaciones… ¿Para qué más, para qué preocuparte…?

Los que creen esto no saben que mientras sigas proyectando y pensando a futuro, tu cuerpo será más ágil y tu mente será más veloz. No vas a tener tiempo para pensar ni en depresión, ni en arterioesclerosis porque tu mente estará ideando los mejores años de tu vida. Porque si hasta ahora te fue bien, lo que viene será mucho mejor y tu cuerpo es el que te acompañará en esa carrera.

De acuerdo con las palabras con las que alimentes tu mente, será tu nivel de fe y en consecuencia tu calidad de vida. Las creencias correctas irán acomodando tu mente y de acuerdo con ella se acomodarán tus emociones, y tu cuerpo, cada uno de tus órganos se calibrará con tu mente.

Cuando sepas quién eres, dónde estás parado, para qué vives y para quién estás trabajando, lo que estás esperando llegará de repente. Los violentos arrebatan el éxito; los que se sientan a esperar que las cosas sucedan, sólo lo ven pasar.

Tu atmósfera interior, tu salud, no dependen de los gases ni de las emanaciones tóxicas del mundo exterior, sino de tus pensamientos, de tus creencias, de tus convicciones.

No vivas comparándote con otros. Ellos no tienen nada que ver contigo; todos somos seres únicos e irrepetibles, con defectos y habilidades diferentes, con propósitos únicos, y es eso lo que te hace diferente del otro. Y si a alguien no le gustas, no te preocupes, no es tu meta agradar a todos, pero sí es tu objetivo ser el mejor original de ti mismo. La confianza que desarrolles en ti mismo te hará vivir en una permanente transformación. En cambio, la desconfianza y la inseguridad te guiarán irremediablemente al autoboicot.

Todo lo que hoy sientes es tu decisión sentirlo, todo lo que hoy piensas es tu decisión pensarlo, tus reacciones dependerán de tus decisiones. Todas y cada una de ellas se verán reflejadas en tu cuerpo. Aprende a distinguir las voces interiores que estás escuchando. La voz del súper yo te dirá que todo lo podrías haber hecho mejor, que no estás a la altura de las circunstancias, que no calificaste porque te falta mucho.

La otra voz interior te dirá: Date una nueva oportunidad, tú puedes, lo vas a lograr… Y hay un refrán que dice: Con amigos como vos no necesito enemigos…

¿Realmente sabes dónde están tus enemigos?, ¿en el mundo que te rodea o dentro de ti? ¿A quién estás escuchando?, ¿a la voz de la obsesión que te habla de fatalidad y fracaso?, ;a la voz quejosa y autoritaria que enjuicia cada paso que das?, ¿a la voz del éxito y de la capacitación continua? ¿Hacia dónde estás conduciendo tu vida?, ¿hacia un nivel de perfeccionamiento a ultranza que terminará devastándote, o hacia un mejoramiento progresivo y real?

Aprende a validar cada decisión que tomes, estás preparado y equipado para sobreponerte a cualquier situación que te toque atravesar y para superar cualquier traba que te hayas impuesto a ti mismo. Aprende a contentarte a cada momento.

Aprende a respetar tu vida y esfuérzate siempre un poco más. No lo dejes para después. La milla extra es para ti. Si llenas tu mente con creencias correctas, en breve te darás cuenta de que cada una de tus debilidades será transformada en tus fortalezas, ellas en decisión y luego en éxito.

No autoboicotearme es querer superarme a mí mismo.

Bernardo Stamateas de su Libro Autoboicot. Cuando el toxico es uno mismo


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