Es tiempo de soltar amarras...
Aquí dejo todo lo que me hace daño. Es tiempo de ser más
fluida con la gente, conmigo misma. Es momento de dejar ir. De permitir que el
viento me despeine y me sacuda; que se lleve el resentimiento, que mi alma
perdone deudas y deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí misma; ya me regañé
bastante. Fueron muchas las piedras que yo misma puse en mi camino; los puentes
dinamitados...
Para autocastigo ya estuvo bien; elijo el camino de la
aceptación; es más barato.
Acepto y entiendo que merezco empezar de cero; con alma
transparente y espíritu tranquilo. En estos momentos que vienen, lo que ha de
ser, será.
Es tiempo de relajarme. Dios no me está juzgando; está
muy ocupado haciendo otras cosas. Así que... ¿Por qué habría yo de hacerlo?
Es hora de levantar las anclas... De liberar cosas, de
soltar gente. Nadie tiene que ser como yo quiera. Así están perfectos. Así ha
funcionado hasta este momento su vida. Me dedico a atender lo mío, a
refundarme.
De vez en cuando viene bien tirar lo que ya no sirve,
perdonar. Entre SER FELIZ y TENER RAZÓN, elijo lo primero. Tener la razón es el
peor de los desgastes, porque te quita el sueño intentar corregir el universo.
Es hora de soltar amarras, de confiar más en la gente. Me
dejo ir... La vida me conduce. En estos momentos quiero un corazón joven, que
salte de gusto con el cantar de los pájaros que anuncian la mañana. Como cuando
éramos niños. ¿Te acuerdas?
Un alma que sea capaz de asombrarse con el amarillo de
los girasoles en el campo, de ver en el cielo un milagro pintado de azul y no
sólo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y maravillarme.
He estado demasiado ocupada para ver las estrellas y no
me daba cuenta de que así sostiene Dios al Cielo; con tachuelas de plata,
porque el hierro se oxida.
Elijo mirar la sonrisa del sol, siempre está de buenas.
Elijo abrazar el aire; me ama lo suficiente para mantenerme vivo. ¿Qué mejor
prueba de amor?
Afortunadamente, Dios me dio la facultad de elegir. Elijo
controlar a mis propios demonios, es más... he decidido darles vacaciones.
Eso de la omnipotencia me estaba dando gastritis. Es
tiempo de soltar amarras, de levantar las anclas, de dejarme en Paz. De tanto
pelear conmigo se me estaba olvidando a qué sabe la sonrisa.
Qué bien es cuando no controlas a nadie, cuando no
pedimos cuentas, cuando tiramos a la basura la bitácora de los rencores. En
estos momentos, no quiero una bitácora en blanco, ni siquiera un cuaderno; no
tengo donde echarlo. La mochila la tiré porque me estaba torciendo la espalda.
Así que no pienso apuntar nada.
Así estoy mejor, caminando erguida y a buen paso. Quiero
ser más justa; la vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos o
alfiles. Trato a la gente como me gustaría ser tratada. Ser honesta vale.
Quiero y necesito un buen principio y seguir así
indefinidamente. Si algo nos debemos, te ofrezco un abrazo, te ofrezco una
disculpa. Yo ya me perdoné. ¿Podrías hacerlo tú también? Yo te invito. De este
lado está más fresco, más oxigenado.
REDISEÑARSE es una palabra muy comprometida... ¡Te obliga
a caminar sin excusas! Sin nadie a quien echarle la culpa de nada. Pero
definitivamente es el camino al Cielo.
Los momentos vividos anteriormente, además de sinsabores,
tuvo también sus maravillas; conocí a mucha gente buena y sintonizada con el
AMOR y la ESPERANZA; Fueron más las sonrisas que las lágrimas.
Caminé de la mano con personas dispuestas a servir al
mundo sin nada a cambio y ha sido fascinante encontrarlos. Es tanto y tanta
gente a la que tengo que agradecerles; a la familia de sangre, y a la familia
que la vida me concede en cada rostro que conozco.
NADA ES CASUALIDAD, no hay accidentes en el mundo de la
voluntad. Por eso, sea cual sea la razón por la que estés leyendo estas líneas,
y la flojera no te impidió llegar a este párrafo, elijo creer que el universo
nos permitió crear este lazo, aún cuando ni siquiera nos hayamos visto.
Elijo creer que ambos estemos dispuestos a sembrar más
sonrisas en nosotros mismos y en la gente.
Hoy y siempre, te deseo que Dios te llene de
bendiciones...
¡Acéptalas!
Si sueltas tus amarras, tendrás las manos libres para
recibirlas.
Desconozco el autor/a.
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